Otro de los relatos tan profundos y a la vez interesantes
de Carlos Castañeda, es “Las enseñanzas de Don Juan” que empieza describiendo
el primer encuentro con Don Juan Matus, el indio yaqui, donde el autor siendo
estudiante de antropología realiza varios viajes al suroeste para recabar
información sobre las plantas medicinales usadas por los indios de la zona. Lo
que puedo resaltar de esta historia es la similitud que se puede hacer con
respecto a la labor de un orientador o psicólogo. Juan Matus se torna todo un
maestro, un orientador para el autor, brindándole el camino por el cual pueda
adquirir los conocimientos necesarios para darle sentido a la vida, darle
sentido a su realidad y percibir ésta de una manera distinta. Y Así como Don
Juan mostraba el camino del conocimiento al autor, el poseía
ciertos conocimientos recibidos de un maestro que le precedió, un “benefactor”
como él lo llamaba, que lo había dirigido en una especie de aprendizaje. Y es
así como se evidencia en los procesos de orientación y ayuda, se muestra el
camino para la autoexploración de sentimientos, conductas, actitudes y la
adquisición de destrezas que permitan a la persona (que acude por ayuda)
ayudarse a sí mismo y quizá en un futuro ser un orientador de otras personas.
Es así como dejamos de profesionalizar la labor de ayuda, permitiendo el apoyo
mutuo, próximo y veraz.
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